La Odisea de Pucallpa
He aquí nuestra pequeña odisea, los viajes siempre son
ajetreados y esta vez no iba a ser diferente…
Tras unos gélidos días de paso por la ciudad de los
rascacielos, NY, llegamos al sofocante calor de Perú, estuvimos poco tiempo en Lima.
Aquí iniciamos la búsqueda fallida de colaboración o respuesta de ONU sida,
pero al final, los azares del camino nos hicieron dar de bruces con AHF Perú, ONG
contra el sida, que fundamentalmente da apoyo médico y psicológico además de realizar
las pruebas de detección.
Además, cuentan con varios hospitales colaboradores,
uno de ellos el de Pucallpa, por lo que ya estamos en marcha para gestionar la
cooperación.
Finalizado todos los papeles y responsabilidades, aún en
espera del siguiente vuelo, rumbo a Pucallpa (ya que ir por tierra era imposible
debido a los derrumbes típicos de esta época…) decidimos ir a la costa, Chincha.
Donde el calor es abrasador y hay kilómetros de puro desierto interrumpido únicamente
por las acequias de las plantaciones que forman manchas verdes inmensas.
En Chincha, 4 horas al Sur de Lima nos esperaba una gran
familia al borde de la Panamericana con raspadilla y chicha morá.
A la vuelta a Lima, ya desde el inicio del día en el que debíamos coger el vuelo
a Pucallpa todo fue encaminándose poco a poco hacia la maravillosa odisea que
terminó por dominar el viaje.
Inicialmente la aerolina que nos cobró una maleta, luego nos
informó de que no podíamos viajar con ella, porque solo podíamos portar un bulto
cada uno y con esta serían tres… pero un hombre sin equipaje de la sala de
espera, se fió de nosotros y logramos colar la maleta sin pagar de más, tras dos
horas de reclamaciones a la aerolínea.
GRACIAS JEIMY JEMS PINEDO ROJAS!!!
Finalmente, nos embarcamos con nuestro nuevo amigo rumbo a la
selva, y en un momento…Todo cambia. Realmente no somos conscientes de lo cerca
que están otros mundos del nuestro, en tan solo 1h 30 minutos, aterrizamos en lo
que parecía un planeta completamente diferente.
Para ponerle la guinda al día Carlos perdió el pasaporte por
lo que la embajada tendrá que soportarnos en su puerta dentro de un mes…
Y para Alba un golpe bajo…nada más aterrizar encontramos una
señora con un bebé de capuchino de unos tres meses en su hombro.
Intentamos explicarle que transmitían enfermedades, que yo
misma he pasado la hepatitis A, que el animal podía morir, que por favor lo pensara
y lo llevara a un centro de rescate…
Pero todo fue en vano, la señora ignorante del terrible daño
que causa a la fauna silvestre , se río y alejó haciendo caso omiso.
Por desgracia, no está en nuestra mano, por ahora hacer nada
directo contra eso ya que supone un riesgo exponerse y denunciar, además de que
aquí, ese tipo de “mascota” está a la orden del día.
Así que por favor un último llamamiento a lo que he repetido
mil veces, turismo responsable es no fomentar el comportamiento de esa señora,
es no sacarse fotos con fauna silvestre ni pagar por tours turísticos que
incluyan animales en cautiverio, etc.
¡¡Pronto os contaremos como ha ido el reencuentro en el orfanato!!
¡¡Gracias a todos por hacer esto posible!!!
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